Es luna llena.
El rito está hecho.
El fuego encendió tu nombre.
El círculo se cerró.

Segundo llamado:
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Es cuestión de calibrar millones de corazones.
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Llamando a las estrellas,
faros del nocturno,
vibren,
irradien,
la espiral.
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Bien adentro de nuestras cadenas.
Sí, ahí donde se ordenan las hebras
en los genes quiero que lleguen
y reordenen todas las hélices.
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Una transcripción nueva
o quizás solo requiérase
una luz de memoria que despierte
el universo en nuestros núcleos.
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Siente el infinito palpitante.
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Nuestro tiempo es ahora y
otros tiempos fueron sus ahora.
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El eco es el mismo.
Lo oigo mientras respiras entre beso y beso.
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Diría: ¡escúchalo empresario!
Diría: ¡escúchalo soldado!
Diría: ¿lo entiendes mercenario?
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Disfrutas explotando cuerpos
no temes a la sangre de los niños,
Qué ven tus ojos mezquinos?
Qué compras para calmar tus vergüenzas?
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Nos enferma toda tu barbarie.
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¿Qué placer en el lujo justifican tus muertos?
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Llamo al torrente que viaja por tus arterias,
muy dentro de él corren la furia y la ignorancia plenas.
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Quiero tu condena.
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Busco la clave del Universo.
Esa llave que guarda todos los secretos,
atávica historia inscrita en la materia.
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Está contenida en todo lo que vemos.
En cada número, en cada gota, en ti y en mí.
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Busco el rayo.

Mientras extrañas mi desnudez,
mientras extrañas este cuerpo trazado de cicatrices
dedico las horas a recorrer el abecedario en busca....
ya sabes, de una escapatoria.
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Sé que detrás de toda letra se esconde un eslabón.
Quizás el verbo nació con vocación de cadena.
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Busco un sonido o quizás un espectro,
notas furiosas, pues no se puede negar la rabia en todo esto.
Se requiere bastante esfuerzo para sonar a melodía
cuando sabes que la sangre se pierde inútilmente cada día.
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Del deseo y la tristeza nacen los poemas.

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Está bien volver aquí a este silencio.
En el silencio está la búsqueda,
también en la palabra.
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El amor concentrado,
el deseo intacto, voraz;
ardiente como nuestro primigenio origen.
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Si tan solo recordaran lo unidos que fuimos.
Magma.
Fuimos fundidos en el Magma creador.
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A qué estos juegos de sangre, ira y miedo.
A qué estos robos y engaños de enanos.
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No se sienten fuertes?
.
No.

Llamo a las estrellas:
pulsen la energía estelar y milenaria,
quizás con estruendo nuevo, para
que en un parpadeo sintamos las eras,
los millones de impulsos y fracasos
que ocurrieron en el manto del cosmos,
antes de nuestra insólita y efímera existencia.
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Las llamo por las noches, mientras duermo.
Las llamo siguiendo la luz de su pasado.
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Ellas podrían atestiguar la riqueza concentrada en esta esfera.
Sin duda que en sus viajes han visto colisiones monstruosas,
a cada vibración un son, un ser, un saber, un intento.
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Ellas podrían alumbrar esas oscuras zonas
de la conciencia que no aceptan la inmensidad,
la inconmensurable riqueza que nos rodea.
No nos alcanzan las manos,
no nos alcanzan las hambres
para devorarlo todo.
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Tampoco me alcanza el tiempo para alimentarme de ti.
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Se cuelan los segundos por todas nuestras ausencias.
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Me queda esto. Volcarme en mí.
Pensarte.
Pensarte mientras busco esa música,
extrañarte mientras imagino el compás.
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Busco la música de la existencia,
el ritmo de la materia.
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Hace millones de novas atrás,
hace tanto ya que transcurre
nuestro padre el Universo.
Ha visto tanto,
vibra todo el tiempo,
de sus ondas le nacimos,
de su paleta de elementos magos.
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Las fibras de mi corazón no le cantan a doncellas,
amores malditos o a la peor de todas, la muerte.
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Busco intensamente hablarle a quien aprieta el gatillo.
Busco un trueno de palabras para esas conciencias
nubladas de pobres y mezquinas ambiciones.
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Busco el tejido adecuado para conversar con sus venas,
susurrarle a sus neuronas, aullarle a sus murallas.
.
Sí, hay un padre.
Universo.
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El crisol que nos forjó es de una ancianidad que apenas intuimos.
Tan antiguo, tan sabio.
Cuánto ha visto la Luna,
hace cuánto arde el Sol.
.
Escucha el infinito palpitando en tu ser.

Busco.
Busco todo el tiempo:
el tono, la idea,
una fuga.
.
Un salto.
.
Qué música tronará adentro en tus genes
y encenderá la llama...de luz!

Volver aquí
donde soy palabra, silencio,
pensamiento y deseo.

Primer llamado:

Quiero llamar a las estrellas

agradeciendo la sabiduría del silencio.

Quiero hablarle a tu piel, a tu sed de amor,

a tu infinita hambre de ternura, a tu corazón.

Este es un llamado a tus poros que respiran a diario

hordas de seres microscópicos mezclados con la polución de nuestro mundo.

Cómo les  hablo, qué música tronará adentro en tus genes y

encenderá la llama ...de luz.