Nuestro tiempo es ahora y
otros tiempos fueron sus ahora.
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El eco es el mismo.
Lo oigo mientras respiras entre beso y beso.
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Diría: ¡escúchalo empresario!
Diría: ¡escúchalo soldado!
Diría: ¿lo entiendes mercenario?
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Disfrutas explotando cuerpos
no temes a la sangre de los niños,
Qué ven tus ojos mezquinos?
Qué compras para calmar tus vergüenzas?
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Nos enferma toda tu barbarie.
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¿Qué placer en el lujo justifican tus muertos?
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Llamo al torrente que viaja por tus arterias,
muy dentro de él corren la furia y la ignorancia plenas.
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Quiero tu condena.
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